Dulce meditación

Salmo 104:34. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová.

No recuerdo hace cuantos años me he enterado la importancia que le han dado a meditar; sí que han sabido vender la idea pues la sociedad ha consumido mucho a cerca de diferentes tipos de concentración, el budismo, hinduismo, shamanismo, artes marciales, tai chi, escuelas de vedanta, yoga, bla, bla, bla…muchas técnicas aseguran paz mental y quitar el estrés.

No es nada nuevo que meditar sirva para salud física y mental, logrando paz interior, serenidad y calma, por algo la Biblia menciona lo dulce que es meditar en Él, ya que es el único que puede darnos vida y vida en abundancia.

Creo que meditar es una capacidad dada por Dios y por ello todo mundo puede hacer con sólo ejercitarlo y ser constantes en ello.


Qué lindo saber que no necesito involucrarme en ese tipo de filosofías ya que la mejor meditación que puedo tener es cuando:
· Me concentro en Dios, en sus atributos, sus proezas, las bendiciones con las cuales me colma cada día (en lugar de un simple objeto o “mandala”)
· Le pido a Dios que cambie mis pensamientos por lo suyos (no por los de algún otro humano excéntrico)

· Me alejo de la rutina diaria y del afán y puedo rendirme a Dios para aprender de él y disfrutarle.

Dulce es meditar en ti, disfrutable, me genera alegría. Quiero meditar en ti todo el día, en tu palabra pues es la verdad, sí, cada día de mi vida, quiero disfrutar lo dulce de ti, regocijarme en ti en consecuencia.

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