Después de la iglesia mis papás le pidieron a Raúl llevarse a Josué, mismo que se aseguró de pedir a dónde lo llevaran para decidir si iba o no (su razón era que porque nos iba a extrañar a Gadiely y a mi) una vez que dijeron las palabras clave: “vamos a ir a donde tu quieras” decidió ir.
Al volver nos trajeron paletas heladas de mango deliciosas y mi mamá me ayudó a preparar carne para hamburguesas.
Una de las cosas que me contó fue que Josué oró tan profundo por los alimentos y duró tanto! que les encantó, según me narró fue algo así:
JOSUÉ: Gracias Dios por la comida que nos das, gracias Dios por que tenemos cucharas y tenedores, gracias Dios por los platos para poner la comida, gracias porque tu nos das todas las cosas, gracias por todo, te amamos.
Ha dicho cosas mucho más bonitas e intercesoras en otras oraciones, no sé por qué esa les conmovió tanto, quizá por su tono de voz.
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