No estaba llorando, era el sol que me calaba (sí claro).
El día está lleno de cambios, estoy que no creo cómo ha pasado el tiempo y cómo he cambiado, cómo hemos cambiado como familia y cómo nos hemos tenido que adaptar unos a otros y en las diferencias circunstancias de vida.
Han sido tiempo de muchas decisiones, oración y cambios (acaso he dicho muchas veces cambios? no quiero sonar redundante, sólo dejarlo claro)
Si no nos preparamos para los cambios y somos rígidos en nuestra manera de pensar y vivir, sufriremos mucho.
Es más fácil ser flexible y estar preparados para dar pasos por las sendas que El Señor nos dirija.
No sé cuánto tiempo durará esta sensación de adaptación, lo que sí sé es que aunque no quiero hablar específicamente al respecto siento como que explotaría si no escribo esto.
Siento que necesito confiar más, tener más fe pero también planear, aventarme al abismo sólo cuando estoy segura de que Él me cachará (eso siempre sucede). Quiero elegir bien, lo que él decidiría, quiero creerle, quiero atreverme, quiero tomar retos y quiero soltar cargas.
Como puedes adivinar ando sensible, sí con el sentimiento a flor de piel, se vale, de eso se trata estar vivo también.
Son etapas y todo esto pasará.
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