Esa extraña y exorbitante alegría que me inunda cuando llueve y además… el sol sigue brillando me capturó hoy.
Ese fenómeno natural tan fascinante que me alegra en gran manera cuando sucede.
Muchos relacionan la lluvia con lágrimas, dolor, tristeza, con días difíciles o pesados… otros relacionan el sol con alegría, fervor, fulgor, entusiasmo, optimismo, esperanza…Los dos combinados creo yo que se parecen mucho a la vida. En medio de cualquier chubasco o tormenta el sol sigue brillando, quizá en el momento no lo vemos porque nos sentimos mojados pero ahí está.
Algunas otras personas relacionan sol con cansancio, calor, sudor, sentirse abrumado…. otras relacionan lluvia con hidratación, limpieza, descanso, refrescarse, con un regalo del cielo y con chispas de alegría mojando el corazón… Los dos combinados igualmente se parecen mucho a la vida… luego de tanto esfuerzo, trabajo, después de las quemaduras solares y extremas viene siempre un refrigerio, un descanso, un ungüento, un manantial… a veces en forma de lluvia y a veces de muchas diversas formas que dan aliento al corazón.
Dios es perfecto, toda su creación habla de su grandeza y de él, sus detalles me conmueven, me inspiran y me hacen sonreír, en los días lluviosos, los nublados, los brillantes, los opacos, calurosos y frescos, siempre está aquí, mostrándome que lo importante es concentrarme en él y que el clima…el clima es lo de menos.
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