Convertirse implica cambiar

Si la conversión al cristianismo no hace ninguna mejora en las acciones exteriores de una persona, si sigue siendo igual de orgulloso, rencoroso, envidioso o ambicioso, como lo era antes entonces debemos sospechar que su “conversión” fue en gran parte imaginaria. C.S. Lewis.
Que él nos transforme a su imagen cada día más y que nuestras decisiones no interfieran en el proceso.

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