Romanos 11: 33-36
“¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues, ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR?, ¿O QUIEN LLEGO A SER SU CONSEJERO?, ¿O QUIEN LE HA DADO A EL PRIMERO PARA QUE SE LE TENGA QUE RECOMPENSAR? Porque de Él, por El y para El son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.”
Robertson McQuilkin, antiguo presidente de la Universidad Internacional de Columbia nos cuenta que después de enfrentar el diagnóstico de Alzheimer de su esposa y la muerte de su hijo mayor, se retiró a un refugio en la montaña, a solas, tratando de reenfocar su corazón y captar de nuevo el amor por Dios que se había evaporado lentamente en medio de la tragedia de pérdida personal.
Después de un día dedicado a la oración y el ayuno, empezó a escribirle una carta de amor a Dios, enumerando los regalos que había recibido de la mano del Señor. En aquel momento de restauración identificó diez bendiciones de Dios que absolutamente excedían su imaginación, no podía encontrar palabras para expresar cuán valiosas eran esas bendiciones, no podía imaginarse la vida sin ellas.
Te animo a que revises las listas que has estado haciendo y elijas las “diez principales” bendiciones espirituales que son TAN GRANDES, que jamás podrás generar suficiente gratitud para expresar lo que significan para ti y lo que te dicen acerca de tu Salvador.
La próxima vez que tu mente esté angustiada con pensamientos tristes, saca tu lista de las “diez principales” y conscientemente transfiere tu enfoque de lo que te está aplastando y comienza a agradecer las cosas que están en tu lista.
© Por: Nancy Leigh DeMoss. ReviveOurHearts-AvivaNuestrosCorazones.com. Adaptado por: Reyna Orozco Meraz.
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