Se buscan: Mujeres cristianas maduras, dispuestas a ENSEÑAR. Parte 2.

 

Se buscan: Mujeres cristianas
maduras, dispuestas a ENSEÑAR

Por: Reyna Orozco Meraz.


Este artículo es la continuación de: “Se buscan: Mujeres Dispuestas a APRENDER. Parte 1”.

Existen miles de mujeres que necesitan conocer el Evangelio; otras, recibir consejo y ayuda práctica en diversas áreas de su vida. No estoy refiriéndome aquí sólo a aquellas que forman parte de alguna etnia no alcanzada, ni que están en algún país lejano sin acceso a la Biblia, ni a quienes hablan un lenguaje al cual no se ha traducido la Palabra, ¡NO!, me refiero a esas mujeres con quienes convivimos frecuentemente y necesitan de Dios y de Su sabiduría para vivir. ¡Ésas mujeres tan cercanas a nosotras!

De acuerdo a Tito 2 es un MANDATO para cada mujer cristiana el enseñar a otras. No sé a ti, pero esa pequeña palabra de 7 letras que con toda intención puse en mayúsculas, subrayada y negritas… me sacude, me estremece en gran manera.

Enseñar jamás será algo ligero, es un enorme privilegio y responsabilidad, en Santiago 3:1 recibimos esta advertencia: “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos un juicio más severo”. Es algo para tomar con mucha seriedad. Luego más adelante en el versículo 20 del capítulo 5, leemos: Sepa que el que hace volver a un pecador del error de su camino salvará su alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados”.

Al leer ambos versículos podemos darnos cuenta que enseñar tendrá repercusiones no solamente en esta vida, sino en la eternidad, ¡Qué grande y hermosa comisión nos dejó el Señor a todas!, Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:19-20).

Me gustaría hacer un énfasis especial en esto: La necesidad primaria de una mujer no es la de tenernos como maestras o mentoras, sino conocer a Cristo, por ello debemos estar listas, disponibles y preparadas para compartir las buenas nuevas de salvación, para que guarden lo que Él manda. Debemos caminar y avanzar en nuestra vida cristiana enseñando y dando de gracia lo que de gracia hemos recibido (Mateo 10:8).

“Pero ¡¿yo qué voy a enseñar?!”, pudieras preguntarte; en Tito 2:3-5 se nos dejan instrucciones muy claras y prácticas, con un objetivo final muy importante: -Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada-.


El Señor puede capacitarnos para enseñar a otras sobre Él, sólo necesitamos de Su ayuda, de Su dirección y estar dispuestas a compartir lo que ha hecho en nuestras vidas.

Considéralo: Hay una generación de mujeres más jóvenes buscando una ayuda, un ejemplo, una amiga, una hermana, una maestra de la Palabra, una mentora...

Necesitamos ser congruentes y enseñar con nuestras propias vidas el precioso diseño divino y bíblico para la mujer, atrevernos a ser vulnerables y contar nuestra historia, tener un testimonio vibrante, vital y efectivo en medio de nuestro mundo.

Al principio de este viaje de 30 días compartí cómo fue parte de mi travesía para aceptar y disfrutar mi diseño como mujer, Dios ha sido fiel y continúa guiándome a Su verdad cada día respecto a estos aspectos de la feminidad biblica, quiero ser parte de esa contrarrevolución por recuperar el diseño divino en humildad, obediencia, amor y oración, compartiendo estas verdades a otras.

Es muy importante enseñar a mujeres en nuestra esfera de influencia sobre la Palabra de Dios, para que puedan conocerle y vivir en libertad, plenitud y abundancia en Cristo (de lo cual siempre compartimos a través de ANC)

Quizá tú y yo no seamos aún ancianas y no poseamos toda la capacidad y experiencia de nuestras heroínas de la fe, ni de tantas mujeres de la Palabra, mayores, que son tan virtuosas y sabias; aun así, debemos considerar que es Dios quien trabaja en los corazones y siempre habrá otras mujeres menores que nosotras, esas pequeñas que en silencio nos ven, nos observan y necesitan buenos ejemplos de vida... ellas están por todos lados y tú puedes ser de edificación a sus vidas.

No necesitamos aparecer en pantalla, utilizar un micrófono en conferencias, escribir en diversos medios de comunicación, ni siquiera tener un ministerio público para ayudar a otras. Para serle de ayuda y bendición a alguien, sólo necesitamos estar listas, dispuestas, disponibles y dejarnos guiar por la Palabra y por el Espíritu Santo, enseñar compartiendo de lo que Él ha hecho en nuestra vida.

¿Cómo, con quién y cuándo comienzo? podrás preguntarte…

  • Comienza con una total dependencia del Señor. Podemos ayudar a la siguiente generación, no por nuestros propios méritos ni gran bondad, sino SÓLO por misericordia, Su suficiencia, escandalosa gracia y sublime amor.
  • Comienza por las mujeres y niñas en tu esfera de influencia, inicia por tu casa, tu familia, tus hijas, sobrinas, vecinas, nietas, niñas de tu colonia, de tu iglesia o cualquier lugar donde estés.
  • ¡Comienza ya! (si conoces al Señor), comparte con otras lo que vas aprendiendo de la Palabra. No esperes a saberlo todo, ni a estar perfectamente capacitada o ser “buena” en todas las áreas, o a tener un historial “perfecto” así se te pudiera ir la vida entera. Puedes compartir incluso los materiales que te son proporcionados en ANC (blogsseries de radio, gráficos y versículos, correos electrónicos, etc).

Siendo una persona con tantos errores, tropiezos y fallas, esta frase de Nancy Demoss me ha ayudado mucho al recordar mi lamentable pasado y verlo como una oportunidad de ayudar a otras y a mirar hacia adelante con esperanza:

Enseña con tu vidaEnseña de tus fracasos. Enseña de lo que Dios te mostró cuando echaste algo a perder, cuando no confiaste en Él; enseña lo que aprendiste a través de eso, sobre dónde te encontró Dios, de las adicciones que tenías; enseña sobre las maneras como fracasaste. Enseña con tu vida, y ayuda a aquellos que vienen detrás de ti para que sean protegidos y guardados en sus pasos”

Como mujeres cristianas somos RESPONSABLES de un trabajo, una misión, tenemos la hermosa responsabilidad de representar con dignidad y gozo a nuestro Padre Celestial y vivir conforme a Su Palabra.

¿ACASO NO ES UN PRIVILEGIO Y UNA RESPONSABILIDAD ENORME Y ESCALOFRIANTE? Definitivamente SÓLO con la ayuda de Dios y la guianza del Espíritu Santo lo podremos hacer.

Quiero recordarte amiga y hermana que: Para alguien más y seguramente sin saberlo, tú también has sido, eres y seguirás siendo una bendición y un ejemplo. Disfruta, vive y representa dignamente a tu Padre Celestial.

Preguntemos continuamente en oración: “¿Señor, a quién deseas que enseñe?, ¿En quién quieres que siembre? ¿En quién quieres que invierta y dónde deseas que me multiplique?”

¿Hay alguna mujer cerca de mí que necesite ser enseñada sobre la Palabra de Dios o algún aspecto práctico de su vida personal o familiar?

¿Cómo puedo ayudarle a otra mujer de una manera personal y práctica?

¿Hay alguna mujer que ha mostrado interés en que le enseñe y a quien necesito dedicarle tiempo e incluirla en mi vida?... ¿A quién puedo bendecir en esta etapa de mi vida?

¿Cómo organizaré mi vida para tener tiempo disponible de ayudar a otras?

¿Cuáles decisiones radicales he de tomar siendo buena mayordoma de mi tiempo para poder invertir en otras? ¿A qué cosas triviales o irrelevantes puedo renunciar a fin de sembrar mi vida en algo más valioso y eterno, como son las almas?

¿Qué haremos con ese privilegio y mandato de enseñar a otras? ¿Qué haremos con este gran privilegio y responsabilidad? Que Su Espíritu nos guíe para responder esas preguntas cada día de nuestras vidas.

Te recomiendo que estudies más sobre la mentoría buscando ejemplos bíblicos de ello, así como leyendo y escuchando más series bíblicas sobre el tema (aquí anexo los enlaces), así como de entrenarte más sobre los temas de feminidad para enseñar a otras sobre su diseño.

Día 15. El Viaje de los 30 días a través del Manifiesto de una Mujer Verdadera te invita a convertirte en una mujer cristiana madura, dispuesta a enseñar a otras. Atrévete a obedecer en humildad ese privilegio y responsabilidad.

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Artículo escrito por Reyna Orozco Meraz para el Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com

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Se buscan mujeres dispuestas a APRENDER. Parte 1

 

Se buscan mujeres dispuestas
a APRENDER. Parte 1

Por: Reyna Orozco Meraz.





Ser una mujer dispuesta a aprender implica estar en una búsqueda continua, del Señor, de Su Palabra, de la sabiduría que otras imparten. Yo quiero aprender ¿y tú?

Dejemos algo en claro antes de comenzar: Nuestra necesidad suprema es conocer a Cristo, el aprender de otras mujeres es solo un instrumento que Él provee a nuestra vida. Somos un cuerpo y nos necesitamos unas a otras.

Desde jovencita buscaba mujeres de Dios con quienes identificarme, de las cuales aprender. Ese deseo de contar con maestras, mentoras cercanas, sigue latiendo en mi interior… me mantengo con los ojos bien abiertos para aprender y obtener sabiduría de cada mujer que conozco. Continúo buscando ejemplos en personajes bíblicos, familiares, amigas, líderes de mujeres, maestras de la Palabra y leyendo biografías de otras héroes de la fe.

El pasaje de Tito sonaba desde temprana edad en mi mente : "Que las mayores enseñen a las menores..." y al igual que otras, me preguntaba..."¿y a mi quién me enseñará?, soy tan joven e inexperta, yo de quién aprenderé?..."  en otras ocasiones pensaba “todo lo puedo aprender, incluso sola” (gran orgullo y error… pero esa es otra historia).

Recuerdo que junto con algunas amigas de mi adolescencia nos propusimos orar y aplicarnos a madurar y aprender, para ser ese tipo de mujeres: valientes, ejemplares, esforzadas; ¡aún nos falta tanto! nos resta toda una vida para aprender y vivir para Cristo, enfocadas en lo eterno.

El tiempo ha pasado y gracias a Dios que ha provisto varias mujeres en mi lista de -Mujeres Cristianas Maduras- de quienes aprender, algunas no tienen la menor idea de que son mi ejemplo y que aprendo de ellas en silencio… (sería bueno decirles y agradecerles), también tengo muchas mujeres que admiro, maestras, mentoras, autoras que con sus libros impactan mi vida (algunas incluso después de su muerte, a través de sus letras).

Mantengo el deseo por aprender y no quiero que cese jamás. Sigo buscando y haciendo preguntas, pidiendo consejo (Proverbios 11:14), espero que tú también.

He comprobado esto: de toda mujer se aprende algo: algunas nos enseñan con su vida el camino a seguir y otras, cuáles sendas evitar. ¿De cuál tipo seremos?

Desconozco tu situación, quizá eres muy bendecida de tener a tu alrededor mujeres que te animen en tu caminar con Cristo, o quizás, aún no. Sin importar cuáles sean tus circunstancias, debes ser intencional en APRENDER profundamente sobre Dios en Su Palabra, ya que te convertirás en una “mujer mayor” que pudiera ayudar a otras en su propio caminar con Él.

Seamos agradecidas con Dios por ministerios bíblicos, Cristocéntricos, como Aviva Nuestros Corazones, instrumentos para nuestro crecimiento espiritual, ¡qué maravilloso contar con este tipo de recursos! donde mujeres comparten con mucha franqueza a jóvenes y adultas, de diversos trasfondos y lugares, sobre su caminar con el Señor a través de lecciones de vida y así  entrenan en pasar el bastón a la siguiente generación. Comparte estos recursos con otras para que también aprendan más de la Palabra y sean edificadas en su vida cristiana.

¡Hay tanta riqueza por adquirir de cada mujer sabia que nos rodea! Las relaciones de mentoría pueden ser una gran bendición para la vida de toda mujer.

Aún no soy anciana, quizá ni tú lo seas aún, pero si Dios lo permite ¡algún día lo seremos! Por ello debemos cultivar cada día las cualidades que queremos tener en nuestra vejez, para ello necesitamos ser intencionales en el aprendizaje, en acercarnos a las mujeres que ya llevan un camino recorrido, de quienes podemos obtener sabiduría y enseñanzas que son tesoros muy valiosos.

Es muy importante enseñar y animar a más mujeres sobre la necesidad de más mujeres bíblicas, cristianas maduras, mujeres verdaderas. ¡Necesitamos estar dispuestas a aprender a convertirnos en una de ellas! Convirtámonos en intercesoras por sus vidas, en ser quienes les animan y levantan sus manos cuando se cansan; en ser agradecidas por lo que hacen.

Sí, aprender es necesario, es importante, es fundamental para vivir el diseño divino, ¿Qué requerirá de nuestra parte?: Oración, Interés, Consagración, Humildad, Disciplina, Disposición, Constancia, Cansancio, ¡sí!, ¡hay un peso que cargar!... pero eso Y MÁS vale la pena por los resultados, por conocerle y amarle más, Su yugo es fácil y ligera Su carga. En ocasiones sentiremos que el camino es tan largo y vamos cuesta arriba, pero el galardón es grande cuando nuestros ojos están puestos en Jesús y Él es nuestra única meta.

Necesitamos ser mujeres dispuestas a aprender en todo tiempo, a cualquier edad y en cualquier etapa de la vida, a fin de conocerle a Él: No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. Filipenses 3:12-14.

Necesitamos rendirnos, disponernos y que Él haga Su obra a través de Su Espíritu Santo, de Su Palabra y a través de otros miembros del cuerpo.

Meditemos y respondamos estas preguntas con sinceridad:

¿Soy intencional en establecer relaciones con mujeres sabias?

¿Tengo la humildad suficiente para escuchar y recibir consejo de sabias mujeres mayores?

Si aún no cuento con una mentora ¿Qué pasos voy a dar para entrenarme como una mujer cristiana madura?

¿Estoy consciente de que tengo sólo una oportunidad de vida que Dios me da para aprender sobre Él?

¿Anhelo ser una buena mayordoma de mi vida y de mi tiempo?

Te invito a aprender más sobre mentoría buscando ejemplos bíblicos, integrándote a un grupo de mujeres en una iglesia bíblica, así como leyendo y escuchando más series bíblicas sobre el tema, disfruta la serie de biografías de mujeres cristianas, su ejemplo trasciende incluso su vida misma, puedes ser animada grandemente en tu fe, carácter y vida espiritual.

Necesitamos que el Señor nos capacite y nos provea de un espíritu humilde, de un corazón enseñable, para que estemos dispuestas a ser aprendices de por vida.

Día 15. Inspírate a crecer a través del Viaje de los 30 días a través del Manifiesto de una Mujer Verdadera para convertirte en una mujer cristiana madura con un corazón enseñable.

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Artículo escrito por Reyna Orozco Meraz para el Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com

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Me quiero morir, ¿y tú?

Me quiero morir, ¿y tú?



Mi mayor problema es que aún estoy muy viva. Viva por dentro y por fuera, lo que nadie ve y lo tangible. Antes de que te asustes o pienses que estás leyendo a una persona suicida, meditemos juntas en esto:

¿Por qué a todas nos conviene morir? Lo necesitamos porque, si observamos con cuidado veremos que, UN MUERTO NO…:

…es orgulloso, no le interesa lo que digan o piensen de él, no tiene necesidad de aprobación.
…le importa ni le preocupa cómo se ve, cuánto pesa, dónde vive, qué  ropa usa, ni cuánto dinero tiene.
…se hiere, no se duele, no se ofende ni se molesta.
…llora, no sufre, no se lamenta, no se enferma, no guarda rencor.
…se preocupa por nada, no se afana.
…comete errores, no se equivoca, no se culpa
…habla ni piensa mal de los demás, no lastima,
…intenta defenderse, no da excusas, no culpa a nadie, no se queja.
…puede ni quiere vengarse.
…disfruta el pecado...

      Sí, necesito morir a muchas cosas aún.Por otro lado se puede estar muerta en vida y ser cuando MÁS vida se tenga. Jesús le dio un sentido completo a la palabra MUERTE y por ello también a la VIDA. Ahora morir tiene mucho sentido, por ello el tema se repite varias veces en la Biblia:

      • El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará. (Mateo 10:39)
      • Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de mí, ése la salvará. (Lucas 9:24)
      • Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará. (Lucas 17:33)

      ¡Quiero encontrar mi vida sólo en Él! No sólo decir que vivo por y para Él, sino en realidad hacerlo. Para eso, quiero morir CADA DÍA y enfocar mis prioridades en lo eterno, aquí está muy claro:

      Si, pues, habéis RESUCITADO con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, NO en las de la tierra. Porque habéis MUERTO, y vuestra VIDA está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced MORIR, pues, lo terrenal en vosotros... (Colosenses 3:1-11 RVR1960, énfasis añadido)

      Entonces ¿te gustaría morir? ¿Morir a lo superfluo, lo vano, lo terrenal, lo insignificante? ¿Poder decir con seguridad: Ya no vivo yo sino vive Cristo en mí, ahora vivo mi vida en la fe?, ¿poder tener presente a cada instante que es necesario que Él crezca y que yo disminuya? ¿Disfrutar una vida abundante? ¡Oh! ¡A mí sí! Quiero Su vida, Su corazón, Sus ojos, Su mente, Sus manos, Sus deseos, Su esencia, Su TODO, ¡quiero vivir como Él, por Él y para Él!

      ¡Él es nuestra única esperanza!

      Quizá implique morir un poco al orgullo para admitirlo, pero te invito a compartir con nosotras: ---> ¿En qué áreas de tu vida sientes que estás "muy viva" aún? ¿A qué cosas necesitas renunciar, rendir y dar muerte para parecerte más a Cristo en tu diario vivir?<--- Oraremos por ti.

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