Metas bíblicas y no bíblicas para la crianza

 

Metas bíblicas y no bíblicas para la crianza


Es de esperarse que como padres tengamos buenos planes y sueños para nuestros hijos. Como cristianos, parte de esos deseos incluyen que nuestros hijos crezcan y sean hombres y mujeres de fe. No podemos negar que muchas veces, los deseos que tenemos para ellos se ven en gran manera influenciados por el medio en el que nos desenvolvemos. Hay muchas ideas infiltrándose en nuestra crianza: lo que vemos en los medios de comunicación, costumbres familiares, amigos y familia, sociedad y cultura. ¿Qué voces estamos escuchando?

Como padres debemos definir: ¿Cuál será nuestra guía, nuestra brújula, lo que nos ayude a decidir cuáles metas perseguir? Si no tenemos la Biblia como guía, en el centro de nuestras decisiones, nuestras opiniones serán inestables. Hay todo tipo de metas moralistas, conductuales o culturales que aunque pueden ser “buenas” o parecer “nobles” se quedan muy cortas cuando pensamos en la eternidad.

Si cada decisión y cada cosa que enseñemos a nuestros hijos está respaldada por la Palabra de Dios, por lo que Él opina y valora, nuestra convicción tendrá un fundamento firme. Es fundamental que la verdad esté arraigada en nuestra vida para que podamos transmitirla a nuestros hijos. No podemos dar lo que no tenemos. Deuteronomio 6 es un pasaje clave respecto a quién corresponde transmitir con intencionalidad y pasión la Palabra de Dios durante los años de crianza (énfasis añadido en negritas):

Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos.  las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas. (Deuteronomio 6:4-9)

Pensemos en los errores del pueblo de Israel, uno de ellos es que no tomó en serio su papel. No abrazó el propósito de la paternidad bíblica. Falló en transmitir las grandezas de lo que Dios hizo por y con ellos. Pudiéramos, de la misma forma, tener un gran testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, haber sido testigos de su obra redentora y fallar en compartir esas noticias a nuestra familia.

Las disciplinas espirituales, orar, ayunar, hacer buenas obras, tener un devocional diario, enseñarles a memorizar las escrituras como familia, es importante, pero debemos verlo como parte del fruto de permanecer en Él, no como una lista de “cosas por hacer”. Tengamos cuidado de que por enfocarnos sólo en el comportamiento o en cumplir con los estándares de la cultura y sociedad actual, perdamos el punto de todo.

Debemos transmitir a la siguiente generación la grandeza de Dios, para que ellos a su vez hagan lo mismo con la próxima. Nuestro clamor debe ser que nuestros hijos puedan ver una fe y esperanza genuina en nuestras vidas, que la experimenten y la transmitan. Que podamos dar a conocer la verdad del Evangelio y que ellos se conviertan también en un eslabón en el anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz. Ese legado es el que debemos buscar.

A continuación comparto una tabla con algunos ejemplos de metas conductuales o culturales, algunas incluso muy buenas, al lado de algunas metas bíblicas. Aclaro que este no pretende ser un modelo completo o exhaustivo, sino sólo una ayuda visual y sencilla para que podamos ver el contraste sobre cómo pudiéramos estar enfocándonos en cosas temporales y vanas; o también solamente en cosas que nos parecen “muy buenas” y perdiendo de vista lo mejor.  


Enfoquemos nuestros esfuerzos en la crianza en metas eternas. Oremos y confiemos en que el Señor haga el resto.

Tengamos presente esto: "El evangelio es lo único que importa. No habrá récord, reconocimiento, privilegio ganado, índice académico, ni admisión a universidad alguna que importe cuando nuestros hijos estén ante el Padre".


Hazlo personal:

Pudiéramos estar esforzándonos mucho en construir un gran edificio, para terminar y darnos cuenta que usamos los materiales equivocados. ¿Son tus metas de crianza valiosas a la luz de la Biblia?. Ora y medita sobre ello, pide al Señor sabiduría sobre esto. Te invito a escribir como familia sus metas bíblicas para criar a sus hijos y conducirse como familia. Si deseas compartir algo que hayas reflexionado en la sección de comentarios nos dará mucho gusto leerte.

1 Jim Newheiser & Elyse Fitzpatrick, Nunca dejas de ser padre. Poiema Publicaciones. Medellín, 2018, Pág. 35.

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Artículo escrito por Reyna Orozco Meraz para el Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com

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