Esta historia es real, la vivió mi hermano en Chihuahua, Chihuahua, quiero compartirla porque inspira y espero muchos comprendan la importancia de nuestras decisiones en la vida de otros y el ejemplo que damos con ellas a nuestros hijos:
“Ayer por la tarde perdí mi cartera con una buena parte del dinero del festejo navideño de nuestro grupo de jóvenes de la iglesia (calculo que serían 7,000 pesos más tarjetas e identificaciones).
Después de unas horas de haber buscado en diferentes lugares había asimilado que lo más probable sería que tendría que pagar la pérdida con mi aguinaldo y mi quincena. Antes de dejar el tema por la paz oré y le pedí a Dios una cosecha de la honestidad que he sembrado en mi vida y me respondió casi al instante.
Al salir de mi casa rumbo a la cena me topé a una maravillosa y honesta familia con la noticia de que habían estado buscando mi casa para entregarme mi cartera. ¿Asombroso? si, y aún hay más, no aceptaron ninguna recompensa de mi parte, sólo dijeron que su satisfacción más grande era poder darle una lección de honestidad a sus nietos, quienes les acompañaban, también recibir mi gratitud y además el saberse parte de las personas honestas de nuestra ciudad.
Estoy seguro que Dios les recompensará. generosamente! Les pedí permiso para tomarles una foto y publicarla para que los conocieran y que nos sirvan de ejemplo. :D nuevamente ¡GRACIAS!”. Eduardo Meraz.
¡Oh caray! A pesar de ser una MUY BUENA NOTICIA, casi lloré por casi palpar esa honestidad celestial. Sin duda, celestial. Gracias a Dios por sus dones inefables... ¡y por quienes reciben sus beneficios, cierto Eduardo?
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