Cuando Dios da una instrucción, traza un plan y quiere que logres un objetivo, también hay un enemigo que quiere hacer todo lo contrario… que no sigas las instrucciones, que no tengas plan y que no logres nada.
Cuando sigues avanzando, si no te puede obstaculizar, detener o cancelar la obra, querrán acabar contigo. Así de sencillo.
Encuentro una estrategia en este capítulo:
- Mentira
- Temor
- Desánimo
Alguien comienza a difundir una mentira, esto hace que el temor aparezca y se expanda contaminando mente y corazones, el desánimo aparece y con ello, con tal intimidación surgen los deseos de claudicar, de esconderte y con ello hacerte pecar (ya que la instrucción que recibiste fue continuar y concluir el plan que el Señor te mostró).
No permitamos que esta estrategia que se repite una y otra vez continúe. La mayor parte del tiempo son temores infundados, aquí ni siquiera los intimidadores iban en persona, sino mandaban cartas! no se tomaban la molestia de “ir y asustar” ellos mismos, sino mandaban cartas!. Qué estas viendo? qué estas escuchando? a qué le prestas tus oídos y atención?
Escucha la palabra de Dios, aférrate a sus promesas, apégate a sus instrucciones y su plan. Que nada te detenga que nadie quiera intimidarte para hacerte claudicar.
No nos rindamos! menos por mentiras, temor o desánimo!
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