“Saber que al menos una vida ha respirado más fácilmente porque tú has vivido, eso es tener éxito”. Ralph Waldo Emerson.
Leí esa frase y simplemente pude pensar en ti.
Oh! sí que me has hecho respirar más fácilmente! (y a los niños!)
Estoy agradecida por tu vida, porque naciste, porque estoy incluida en tu historia, porque juntos escribimos ahora la continuación.
Estoy agradecida porque eres una bendición realmente inesperada, inmerecida e increíble.
Hoy que todos te celebramos, yo festejo el tenerte, el ser tu esposa, el compartir la vida juntos, el construir cada día un destino, en las pequeñas acciones, en los pequeños detalles.
Cuando te conocí me di cuenta de que eras un gran hombre y conforme pasa el tiempo me resulta maravilloso comprobarlo ver cómo aún puedes mejorar y crecer en tantos aspectos.
Gracias a ti he comprendido el significado de muchas palabras y también el ejemplo de un carácter fuerte y firme pero a su vez pacífico y amoroso.
Gracias por hacer nuestra vida juntos amorosa, alegre y sencilla, por querer cada día ser más como el mejor hombre de la historia y por mostrarnos su amor detrás de cada acción y decisión.
Gracias a Dios por tenerte en sus planes desde antes de que existieras, por el tipo de hombre que has decidido ser, por la clase de esposo que eres, por ser el amoroso y ejemplar padre que eres, por compartir la Palabra, por amar y servir a los demás, por poner al Señor primero ante todo, por suplir nuestras necesidades y las de otros primero, porque eres grande sin gritarlo o publicitarlo (para eso estoy yo, tu fan #1).
Es un privilegio y un honor ser tu esposa, admiro y respecto el hombre que eres y estoy segura que al pasar del tiempo seguirá incrementándose mi amor por ti. Nos esperan nuevas aventuras, nuevos retos, nuevos planes, nuevas montañas qué conquistar, nuevos huertos qué disfrutar y más semillas para sembrar.
Te amo.
Eres el mejor.
Tuya (literalmente),
Reyna
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