Debo admitir que me gustó mucho la libertad de tener una infancia y crecer sin uno. Estoy feliz de no haber tenido la “esclavitud” que veo en muchos adolescentes jóvenes a mi alrededor, como si “todo” girara en torno a él y teniendo extrañas relaciones amorosas virtuales.
Incluso, al ver a niños con celular me da un “no sé qué que qué se yo”, como escalofrío… comprendo que sus padres quieren saber de ellos, pero otros, bueno sólo quieren darles uno para que el niño no los distraiga mientras ellos usan el suyo…(bueno, ese es otro tema) Familias en restaurantes “comiendo” juntas y cada quien en sus asuntos, sin dirigirse la palabra ni una sola vez.
Si apenas haz leído esos 2 párrafos y ya te estás enojando, sigue conmigo, déjame contarte. No quiero juzgar tu uso o mal uso del celular, tu más que nadie sabe cómo lo usas (y los que están a tu alrededor también). Es comprensible el argumento de que los celulares “no son un lujo sino una necesidad en la actualidad” y que nos facilitan muchas cosas, sí, pero debemos estar consientes de que no lo son todo.
Sí, por eso quizá era ocurrente y absurda mi idea o las ganas que tenía de ver cómo vivir sin uno de nuevo.
Quería dejarlo, simplemente para intentar recordar ese sentimiento de cómo es no necesitarlo. Saboteaba el plan imaginando cosas “catastróficas, ridículas o absurdas” que me impedían renunciar a él, tales como:
- ARGUMENTO: ¿Y si te quedas ponchada, en medio del desierto, con mis 2 niños hambrientos y nadie te ayuda? REALIDAD: 1. Hay desponchados por toda la ciudad, 2. El carro ni siquiera podría transitar en el desierto… no hay desierto cerca… y si hubiera no transitaría ahí. 3. Los niños nunca andan hambrientos, además siempre traen una fruta o snack en sus mochilas. 4. A donde volteo sigo viendo personas bondadosas y amables, sí ayudan. 5. Finalmente, traigo refacción y yo sé cambiar llanta, no necesito llamar lloriquear para que alguien venga a mi rescate. Y sigue habiendo teléfonos públicos o personas que te presente su celular para hacer esa llamada (sí, pagándola también).
- ARGUMENTO: ¿Y si “alguien” me quiere contactar?. REALIDAD: Ese “alguien” jamás llamaba, todos andan en sus asuntos, siempre me contactan las mismas 3-4 personas, las cercanas a mi, en serio!. Además si alguien me quisiera localizar encontrará la manera, si le importo sabrá mi dirección, mi teléfono local, mi correo electrónico, facebook, twitter, google+, skype, contactará a alguien más de mi familia, si hay interés, me contactará, eso que ni qué.
- ARGUMENTO: ¿Y si mis más cercanos, si mi familia me necesita? REALIDAD: Tu familia, si tiene contacto contigo, sabe dónde estar y cómo llegar a ti, existe una relación más allá de un celular. Y no eres la única persona en sus vidas, ni superman, ni tienes superpoderes para solucionar las cosas, incluso comunicada muchas veces no puedes ayudarles.
- ARGUMENTO: “Nadie quiere gastar su saldo o $ en su plan, sin WhatsApp no se comunicarán contigo” REALIDAD: Quien no quiere comunicarse contigo, no lo hará aún teniendo tu teléfono, celular, whatssapp, line, viber, google hangouts, skype o cualquier otra aplicación… entonces ¿cuál es el problema?, a quien le interesas, de nuevo, encontrará la manera entre mil de comunicación..
- ARGUMENTO: ¡Oh nooo Mis biblia! mis libros de kindle!, ya jamás leeré! REALIDAD: Si quieres leer leerás. Volver a tomar libros tangibles es lindo, práctico, subrayas y lo mejor: NO te distraes con llamadas, mensajes, notificaciones u otras aplicaciones.
- ARGUMENTO: ¿Cómo me organizaré sin mi agenda virtual? Seré un caos. REALIDAD: Viviste muchos años sin uno y lo superaste. Lápiz y papel y usar tu cerebro, listo.
- ARGUMENTO: Necesito mis listas, sin listas no funciono. REALIDAD: Puedes hacer listas en papel.
- ARGUMENTO: “¿Si me pierdo, sin google maps no llegaré a ningún lado!REALIDAD: Los mapas de México ni siquiera están totalmente actualizados, me llegué a perder peor y siempre es una buena idea preguntarle a un taxista, policía o tránsito cómo encontrar un destino.
- ARGUMENTO: “Mis fotoooos, videoooos, no podré documentar nada”. REALIDAD. Es cierto…quizá tengas que volver a cargar tu cámara, pero si quieres tomarlas, tomarás y verás que no pasa nada si no documentas todo.
- ARGUMENTO: “Y pinterest? cómo me inspiraré?!. REALIDAD: Te aseguro que harás más sin pinterest, más en tu realidad, en tu entorno, con tus ideas y proyectos que sólo viendo las de alguien más.
- ARGUMENTO: “Sin instagram me aburro y mis seguidores me extrañarán”. REALIDAD: No eres la única persona a la que siguen y lo más probable es que ni cuenta se den de que te fuiste.
- ARGUMENTO: “Si no estoy disponible para mis clientes siempre no seré tan buen empresario”. REALIDAD: Los clientes respetarán horarios y personas tanto como tu te respetes, hay profesiones de vida o muerte 24/7, como los médicos y aún así ellos necesitan descanso, cuidar su familia y tener vacaciones.
- ARGUMENTO: “Necesito estar informado sobre las noticias y el mundo”. REALIDAD: “¿En serio?. ¿El tener información sobre lo que en estos momentos pasa en África o India hace que hagas o actúes de diferente manera? ¿Ayudas? ¿Te involucras? ¿O sólo quieres sonar más interesante?.
- ARGUMENTO: “Sin el pronóstico del tiempo me siento perdida y no sé qué me voy a poner”. REALIDAD: Los pronósticos ayudan, pero Dios siempre nos da sorpresas, ¿no es así?.
- ARGUMENTO: “Lo necesito para el homeschool, todos los recursos, videos, libros, organizadores”. REALIDAD: Ayuda sí, mucho, pero lo que en realidad necesitas para educar es presencia, disposición, tiempo, intencionalidad y ganas. Muchas generaciones atrás educaron hombres y mujeres de valor sin tecnología, esta es una herramienta útil, necesaria y actual, nunca será lo único.
Con algunas personas sí lo comenté, mis ganas de dejarlo por un tiempo y me decían: “Qué ocurrente!, Qué raro!, ¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿Pero por qué querías dejarlo un tiempo, eso se hace si tuvieras vicio?, ¿Por qué quieres hacer el experimento y por qué privarte de él teniendo uno?
Simplemente algunas cosas no me gustaban, de lo que veía a mi alrededor:
- Asistir a reuniones “sociales” y ver a gente interactuar virtualmente con todos, menos conmigo.
- Caminar y ver a mi alrededor a tantas personas absortas en él me hacía pensar si así me vería yo, ida, sin ver a las demás personas, los árboles, montañas, niños, flores. A muchos casi los atropellaban!
- Manejar el auto y ver que el de enfrente no avanzaba por estar enviando mensajes o viendo qué se yo en su pantalla. También ser casi chocada con alguien que traía en mano su aparato.
- Ir a parques y ver a padres abortos en su “cuadrito luminoso” mientras sus niños les gritaban: “mira papi, mira mami, mira lo que puedo hacer” creciendo, jugando y riendo frente a ellos y al parecer sin ser lo suficientemente “valiosos” como para ser vistos, disfrutados, tocados, los más afortunados eran fotografiados eso sí.
- Conocidos contándome cómo se enojaban con su pareja y encendían y se perdían en el celular o la tv, sin hablar de nada, mucho menos tratar de arreglarlo comunicándose.
Desde que tengo memoria, me ha gustado la tecnología, la amigable y la complicada, me gusta. Me intriga imaginar a los diseñadores, técnicos, ingenieros, inventores logrando crear el aparato que tengo en mis manos (y el que sólo veo en el aparador por el elevado precio que tiene). Me gusta disfrutarla. No quería privarme de ello, la sé usar, ¿qué tal si lo extrañaba demasiado? NO PASA N A D A. En serio.
Me consolaba la idea de que no tenía esa “obsesión enfermiza” por el aparato me hacía inmune a la dependencia a él, ya que lo podía apagar días enteros, enfocarme en lo mío, mi casa, mi familia y responsabilidades extra. Pero aún así me planteaba hacer “el experimento” de estar sin celular, ya que aún con límites veía cómo me absorbía tiempo.
Por más fantástica que sea, todos necesitamos tiempo sin tecnología ¡en serio! Tiempo de paz, de meditación, de reflexión, de silencio.
Y luego sucedió…a principios de este año ¡Pum. Pam. Cataplum. Squazh!, me quedé sin celular. Funcionaba intermitentemente al principio y luego NADA.
Mi renuncia al principio fue en realidad una pérdida involuntaria, una de esos múltiples accidentes en los cuales te ves involucrado con la presencia de pequeños niños y niñas a los que llamas hijos.
Pero luego fue una decisión, tenía la manera de conseguir otro (hasta prestado! varias personas expresaron su dolor ante mi “gran pérdida” y tan amables me ofrecían alguno prestado, pude haber ahorrado y comprar otro, pero no lo quise hacer.
Pasé por varias etapas rápidamente:
1A ETAPA: No pasa nada, es una cosa, puedo vivir sin él. Quizá esto me de la oportunidad de realizar mi experimento.
2DA ETAPA: Oh no…Estoy incomunicada, necesito un celular. (Desesperación)
3A ETAPA: No pasa nada, puedo vivir sin él. Y un sentimiento de una hermosa libertad.
En el proceso:
- Me di cuenta que en serio, no pasó nada, nadie murió, nadie me extraño, puedo vivir sin él.
- El tiempo familiar se disfruta muchooo sin escuchar el celular sonar (esto se remedia apagandolo, no necesitas no tener uno, sólo prenderlo/apagarlo convenientemente).
- También fue cansado que cargué muchas cosas, me di cuenta que hay sustitutos de él y pesan mucho… agenda, biblia, libros, cámara, libreta de notas, marcadores, etc.
- Me di cuenta de cuales amistades están basadas en el email, fb, twitter, whatssap, google+, y cuales en la vida real.
- Me sentí libre de notificaciones de coas que en realidad no son para mi ni me interesan, irrelevantes que sólo son distractores para lo que en realidad necesito.
- Me desesperé mucho cuando en realidad necesitaba comunicarme y tenía que hacer una parada en mi ajetreado camino, pero generalmente en esa pausa disfrutaba y aprendía algo.
- Extrañé mucho escuchar mis programas educativos, podcast y videos mientras limpiaba mi casa.
- Me di cuenta que mucho de “el contacto” que tengo con amistades se limitaba a “like”, alguna carita feliz en alguna aplicación y un “feliz cumple” en sus redes. No tener celular me forzó a intentar contacto personal. Sí, se tiene que ser INTENCIONAL en tus relaciones.
Hoy en día sé que me sigue gustando la tecnología y que la seguiré usando, me es útil que suenen alarmas para llegar a tiempo a diversos compromisos, recordatorios de eventos importantes, etc. Oh! mi biblia y mis libros. Simplemente no dejaré que se convierta en prioridad, absorba todo mi tiempo o que se convierta en más importante que las relaciones con las personas y menos en vivo y a todo color.
Como parte de los regalos de aniversario su reparación (impresionantemente esos técnicos lo pudieron arreglar!.
Sí, después de medio año…ya tengo de nuevo un celular reparado y espero jamás olvidar estas reflexiones y propósitos que tuve estos meses sin él.
LES DEJO ESTAS IMÁGENES PARA REFLEXIONAR…
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