Rut 2:1-13
1Y tenía Noemí un pariente de su marido, un hombre de mucha riqueza, de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.
2Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.
3Partió, pues, y fue y espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que fue a la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec.
4Y he aquí que vino Booz de Belén, y dijo a los segadores: El SEÑOR sea con vosotros. Y ellos le respondieron: Que el SEÑOR te bendiga.
5Entonces Booz dijo a su siervo que estaba a cargo de los segadores: ¿De quién es esta joven?
6Y el siervo a cargo de los segadores respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de la tierra de Moab.
7Y ella dijo: "Te ruego que me dejes espigar y recoger tras los segadores entre las gavillas." Y vino y ha permanecido desde la mañana hasta ahora; sólo se ha sentado en la casa por un momento.
Rut y Booz
8Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía. No vayas a espigar a otro campo; tampoco pases de aquí, sino quédate con mis criadas.
9Fíjate en el campo donde ellas siegan y síguelas, pues he ordenado a los siervos que no te molesten. Cuando tengas sed, ve a las vasijas y bebe del agua que sacan los siervos.
10Ella bajó su rostro, se postró en tierra y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia ante tus ojos para que te fijes en mí, siendo yo extranjera?
11Y Booz le respondió, y dijo: Todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu esposo me ha sido informado en detalle, y cómo dejaste a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, y viniste a un pueblo que antes no conocías.
12Que el SEÑOR recompense tu obra y que tu remuneración sea completa de parte del SEÑOR, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
13Entonces ella dijo: Señor mío, he hallado gracia ante tus ojos, porque me has consolado y en verdad has hablado con bondad a tu sierva, aunque yo no soy como una de tus siervas.
Rut fue una mujer de corazón humilde- una característica que acompaña la virtud de la gratitud. No reclamó sus derechos. No insistió en que Booz le proveyera un trabajo dejándola segar sus campos. Y porque ella renunció a las demandas de sus expectativas, pudo genuinamente estar agradecida cuando recibió la bendición de su generosidad.
Muchas de nosotras vivimos con un hacha en el hombro, como si el mundo nos debiera algo. “Debes hacer esto por mí. Debes servirme. Debes llenar mis necesidades. Pero el corazón humillado – el corazón agradecido – dice “no merezco esto, y es un milagro de la gracia que te hicieras cargo de mis necesidades”.
Rut salió a servir con un corazón humilde y agradecido. Y como resultado, Dios se aseguró de que sus necesidades fueran cubiertas. El hará lo mismo por ti.
¿A quién conoces que consistentemente exhibe un espíritu agradecido? ¿Qué tienen ellos que los hace tan admirables? ¿Qué puedes aprender de sus ejemplos?
© Por: Nancy Leigh DeMoss. ReviveOurHearts-AvivaNuestrosCorazones.com. Adaptado por: Reyna Orozco Meraz.
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