Salmo 103: 1-5
“Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios.
Él es que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión, el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila.”
Al reconocer e identificar las bendiciones específicas que hemos recibido de Dios y de otros, descubrimos innumerables razones para expresar gratitud. El salmista tomó tiempo para bendecir al Señor por beneficios específicos- ¡Él no quería olvidar ni uno de ellos! Al abrir hoy tu corazón en oración a Él, pídele a Dios que te revele cuán grande ha sido tu “paquete de beneficios”.
Haz dos listas con estos encabezados: “Regalos de Dios” y “Regalos de otros.” Escribe bajo esos títulos todo lo que venga a tu mente. No trates de forzarlo a que sea un ejercicio de diez minutos en una sola vez -detente y empieza de nuevo cada vez que te resulte natural. Continúa agregando a estas listas todo lo que recuerdes en los próximos treinta días.
Cuando acabes de enumerar tus bendiciones, toma tiempo para leer tu lista, línea por línea, agradeciendo a Dios por cada uno de estos beneficios. Luego, lee en alto el salmo 103. Trata de memorizar y meditar por lo menos los primeros cinco versos en esta semana.
© Por: Nancy Leigh DeMoss. ReviveOurHearts-AvivaNuestrosCorazones.com. Adaptado por: Reyna Orozco Meraz.
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