¿Qué quiere Jesucristo en esta Navidad?


Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. —Juan 17:24
¿Qué quiere Jesucristo en esta navidad?
Podemos ver la respuesta en sus oraciones. ¿Qué le pide a Dios? Su oración más larga se encuentra en Juan 17. El clímax de su deseo es el versículo 24.
Entre todos los pecadores que no merecen nada en el mundo, hay algunos quienes fueron dados a Jesús por Dios. Éstos son los que Dios ha acercado al Hijo ( John 6:44–45). Éstos son los cristianos—los que han recibido a Jesús como el Salvador crucificado y resucitado y el Tesoro de sus vidas ( Juan 1:12; 3:17; 6:35; 10:11, 17–18; 20:28). Jesús dice que quiere que estén con él.
A veces oímos decir que Dios creó al hombre porque estaba solo. Los que alegan esto dicen, “Dios nos creó para que estemos con él.” ¿Está de acuerdo Jesús con esta idea? Pues, ¡él dice que quiere que estemos con él! Sí, pero, ¿Por qué? Considere el resto del versículo. ¿Por qué quiere Jesús que estemos con él?
… que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Sería una forma muy extraña de expresar soledad: “Los quiero conmigo para que vean mi gloria.” De hecho, no expresa soledad. Expresa su interés en la satisfacción de nuestro anhelo, no de su soledad.
Jesucristo no está solo. Él y el Padre y el Espíritu Santo están profundamente satisfechos en el compañerismo de la Trinidad. Nosotros, no él, tenemos hambre de algo. Y lo que Jesucristo quiere para la navidad es que experimentemos aquello para lo cual fuimos creados—ver y saborear su gloria.
¡O, que Dios siembre esta verdad en lo profundo de nuestras almas! Jesucristo nos hizo ( Juan 1:3) para ver su gloria.
Justo antes de ir a la cruz, él rogó al Padre por su deseo más profundo: quiero [¡quiero!] que…ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado.
Pero eso solo es la mitad de lo que Jesús quiere, según los versículos culminantes de esta oración. Yo acabo de decir que fuimos hechos para ver y saborear su gloria. ¿Será que eso es lo que él quiere—no solo que veamos su gloria, sino que la saboreemos, la disfrutemos, nos deleitemos en ella, la atesoremos, la amemos? Considere el versículo 26, el último versículo:
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
Es el final de la oración. ¿Cuál es la meta final de Jesús para nosotros? No que solo veamos su gloria, sino que le amemos con el mismo amor que el Padre tiene por él: para que el amor con que me has amado, esté en ellos.
El deseo y la meta de Jesús es que veamos su gloria y, por tanto, seamos capaces de amar lo que vemos con el mismo amor que el Padre tiene por el Hijo. Y él no quiere decir que meramente imitemos el amor del Padre por el Hijo. Él quiere decir que el mismo amor del Padre llega a ser nuestro amor por el Hijo— que amemos al Hijo con el amor que el Padre tiene por su Hijo.
Ésto es lo que el Espíritu llega a ser y producir en nuestras vidas: amor hacia el Hijo por el Padre a través del Espíritu.
Lo que más quiere Jesús para la navidad es que sus elegidos sean salvos y, así, obtengan lo que más anhelan—ver su gloria y saborearla con el mismo placer del Padre para el Hijo.
Lo que más deseo para la navidad este año es acompañarle a usted (y a muchos más) a ver a Jesucristo en toda su plenitud y que juntos seamos capaces de amar lo que vemos con un amor que va mucho más allá de nuestra mediocre capacidad humana de amar.
Ésta es nuestra meta para estos devocionales de advenimiento. Queremos juntos ver y saborear a este Jesús, cuyo primer advenimiento (venida) celebramos, y cuyo segundo advenimiento, anticipamos.
Esto es lo que Jesús ora por nosotros esta Navidad: “Padre, muéstrales mi gloria y dales el mismo deleite en mí que tú mismo posees.” ¡O, que veamos a Jesucristo con los ojos de Dios y saboreemos a Jesucristo con el corazón de Dios! Ésa es la esencia del cielo. Ése es el regalo que Jesucristo vino a comprar para pecadores con el costo de su muerte en nuestro lugar.
©Por John Piper en desiringGod.org, enviado con cariño para ti por Reyna Orozco.
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