Entre muchos cambios una constante

Ya tarde, antes de la hora de dormir, y luego de acostarlo, besarlo, abrazarlo, platicar, describir la nueva “Aventura de JR”, repasar los versículos que sabe ya de memoria, habar de dónde estaremos en “El país de los sueños” y orar por él me dice:

JR: Mami, yo nunca te voy a cambiar por otra mamá. Tampoco a mi papi por otro papá. Tampoco voy a cambiar a Gadiely por otra hermana, ni a mi papi. Yo te amo. Eres la mejor mamá del mundo

Y todo esto acompañado de abrazos y muchos besos seguidos en mejilla, frente y mi hombro (que es lo que le quedaba más cerca). Y yo grabando cada sensación y sentimiento a segundo del momento.

Y pienso sobre esa palabra: CAMBIAR.

Sí, seguramente no me cambiará por otra mamá. Es bueno que dijera mamá y no mujer porque eso seguramente sucederá, saludablemente, cuando se case. Es extraño pensarlo en este momento pues prácticamente estoy en el “trono” de su cariño, aún más que cualquier maestra (y ya es decir por que las quiere tanto!). Sé que eso quizá cambie más delante también.

Y pienso y me cuestiono sobre mi compromiso con él como mamá y si lo cambiaré. Y hoy mientras él hacía ese “compromiso formal” de palabras tiernas y cariñosas a una semana de cumplir 5 años, hago un compromiso silencioso con él, con su hermanita, con su papá.

No, no los cambiaré. No los cambiaré por otro u otra cosa o persona. En realidad no los cambio por amistades, conocidos, por personalidades famosas o las que siguen millones. No los cambio por un trabajo, por remuneración, por ser conocida, apreciada, famosa o popular. No los cambio por ocupaciones, ni las cansadas ni las divertidas, ni por hobbies o compromisos sociales. No los cambio por la televisión, el teléfono, el celular, la computadora, las redes sociales ni por este blog, que como pueden notar está tan lleno de los 3.

Cuando decidimos casarnos y ser papás jamás imaginé todos los cambios que esto generaría en mi vida y tampoco supuse que habría tantos NO CAMBIOS que debería hacer para en realidad mostrar mi compromiso y amor con la familia.

Dios es el centro y la base en donde estamos fundados como tal y una de las cosas que estoy segura que desea es que mostremos su amor y cómo es él con nuestros actos y nuestra presencia, no enviar un mensaje doble de: “soy fiel a ti pero te cambio por todo lo demás” Crecerán, habrá tiempo para más cosas, lo sé. Es entonces cuando miraré atrás a días como este y sabré que cada día, me esforcé e hice lo mejor que pude, con errores y aciertos, con fuerzas y cansada, con preguntas y respuesta, entre seguridad y dudas, con todo lo que fui sabrán que hice lo mejor que pude en las áreas que Dios me confió.

Los amo, los quiero, los bendigo. Yo tampoco los cambio ni los cambiaré.

Muchas cosas cambiarán, pero el amor de Dios es el más fiel y verdadero, lo único constante, el amor de una mamá no se le comparará jamás pero créanme es GRANDE y tampoco tiene el deseo de cambiar.