Me gusta cargar una libreta a todos lados, escribir, dibujar, garabatear, hacer listas. El sábado rumbo a la Casa Hogar Adonai, durante el “largo” trayecto, con libreta y Sharpie en mano sólo podía pensar ¿por qué hacemos esto?, ¿para qué? ¿con los años valdrá la pena el viaje…el tiempo invertido? ¿podremos seguir viniendo? ¿qué pasará con esos niños en el futuro? ¿de verdad podemos hacer una diferencia? ¿cuántos más niños sin padres habrá? ¿cuántas más personas queriendo ayudar y sin saber cómo, cuándo o dónde comenzar?
No sé qué pasará con esos niños, no…pero sí sé lo que quiero que pase conmigo. En cualquier lugar en el que esté.
Pensaba muchos temas, tales como el “ser interesado”, o en “el desinterés”, la siembra, la cosecha, las aves que se comen las semillas, etc..etc..
Muchas cosas (por no decir todas y que me apedrees por “generalizar”) los humanos las las hacemos sólo por conveniencia, sí, por eso. En esta caso no soy la excepción, en realidad esta y muchas otras actividades que hago no hay puro desinterés, la verdad hay mucho interés propio detrás y también quiero lograr algo para mi, algo personal…sí: quiero lograr matar el egoísmo que me asecha (o al menos darle varios golpes cada día), sí, intentar eliminar el síndrome, plaga y enfermedad del “yo-yo” (sí…todo yo, yo, yo, yo, yo, para mi, para mi, para mi, quiero quiero quiero). A veces (por no decir siempre y volver a generalizar y luego sentirme mal al respecto) estoy tan centrada en mi misma, en preocupaciones, problemas, angustias, urgencias y necesidades o hasta cosas sin sentido!…que Ver las reales necesidades de otros y ayudarles es como aire fresco, como rocío para el alma, como una cálida brisa un susurro a mi oído que me recuerda: “todo está bien, Él está contigo, es el único fiel” ese arcoiris de esperanza me anima a compartirle esa certeza a los demás, sea cual sea la circunstancia que atraviesen…
Es un largo camino el que me queda por delante (no hablo de que ya llegamos y no terminé el doodle) sino en el camino de la vida y lo mucho que debo morir a mi misma, al egoísmo y lo mucho que me resta por compartir el amor de Dios a otros, parece una tarea enorme, exhaustiva, imposible de lograr, pero creo que si todos lo hacemos, mucho puede cambiar y mejorar, no sé cuánto lograremos en nuestro entorno, pero en nuestro interior, oh sí y es por ahí donde se inicia todo cambio, toda carrera, todo reto. Unos barbechan, otros siembran, pero el crecimiento SIEMPRE lo da Dios.
Siempre.
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