Lo admito: muchas cosas me dan asco. Una de ellas es las cosas de comer revueltas, el huevo y la carne cruda, es algo que simplemente se ve grotesco (sobre todo si la carne tiene sangre visible alrededor)…
Esta es la escena que estoy viendo justo ahora, un tazón con ingredientes revueltos, no me resulta muy agradable a los ojos que digamos:
Mi querido esposo R cumple años y a él le encantan los brownies…(de hecho a todos en esta casa. Por ser un alimento extremadamente calórico, engordador y dulce…lo dejamos sólo para ocasiones especiales…No, no postearé la receta, es mi mezcla especial…hay millones online, entonces no te preocupes, esta es simplemente para él :).
Al ver esta imagen meditaba en las muchas similitudes que le encuentro con toda esta situación de los brownies en relación a la vida…
Al abrir mi alacena ví que por un lado tenía la harina, por otro azúcar, muchos más ingredientes que por separado carecen de sentido. Hay miles de cosas en la vida que separadas quizá se ven bien y sirven…pero juntas tienen un significado y propósito superior. Luego de repente, se presentan situaciones que sin tu esperarlo o estar preparada sin esperarlo parecen ser arrojadas todas al mismo tiempo, todas…en un tazón…como si fuera poco las cosas comienzan a revolverse, todo al parecer está confuso, desordenado, extraño, sin orden, esa extraña mezcla amorfa y sin sentido, con olor extraño y simplemente no le encuentras explicación.
Muchas veces las cosas no “se ven bien”, no tienen un aspecto bonito y sería más agradable voltear para otro lado… revolver ingredientes puede resultar en manchas, en desorden, incluso en batidero…incluso caos. A veces quizá quisieras tirar esas “mezclas” por la borda, te arrepientas de haberlas mezclado y quisieras y enfocar tu atención a cosas “más importantes” o “bonitas”.
Luego, como en la vida, también al mezclar cosas, pensamientos, lecturas, circunstancias, personas, oraciones, experiencias, consejos…al mezclar todo…parece que las cosas mejoran…huelen bien, un rayito de esperanza te ilumina y piensas: esto va a mejorar. Tiene qué mejorar…comienza a verse lindo :)
Ilusa e ingenuamente pensamos que tenemos todo resuelto cuando las cosas van tomando color, intentamos deducir que por fin llegamos a la “combinación perfecta” consideramos que “ya hemos llegado”, sí! “lo hemos alcanzado”, estamos juntos, todo está listo… y nada…eso era sólo el comienzo…
En la vida, todos necesitamos un horno… un extraño, incómodo, obscuro, incierto y preocupante horno. Un horno que nos probará…No esperemos que en el horno que nos toque haya comodidad, no, no habrá frescura. En un horno no hay nada de lo que imaginaste sería perfecto, agradable o cómodo. Muchas cosas se evaporarán, habrá calor, sí! mucho calor, sentirás que no puedes respirar, claustrofobia, dudas y ganas de claudicar…sí, en la vida también hay fuego…en la vida experimentamos pruebas.
Es en los diversos hornos de la vida donde Dios puede transformarnos, cambiar nuestra “química”, nuestra naturaleza y transformarnos en algo valioso, delicioso y de provecho, no lo lograremos solos, necesitamos a los demás y también su intervención divina.
Espero que el horno que ahora visitamos y que tu visitas nos prepare para nuestro cometido, que no salgamos quemados, achicharrados, encogidos, frustrados, aplastados o sin sabor, que tengamos el temple, el carácter y conformación perfecta para ser lo que fuimos llamados a ser.
Sí…estas son las reflexiones que tengo mientras horneo brownies para el cumpleaños de su amado esposo. Nuestras vidas son una mezcla homogénea que se ha ido multiplicando a lo largo del tiempo, como individuos, como cristianos, como pareja, como padres, como familia.
Espero que Dios nos lleve a lo largo de todos los procesos que sean necesarios para SU gloria, SU deleite y SU voluntad…que cada vez más nuestra vida entera lleve un olor fragante ante él y su trato nos otorgue un sabor especial que sacie el hambre de otros para SU gozo también.