Al pasar los años, sé que son esos momentos cuando vamos a la cama y antes de dormir…
cuando nos tiramos un rato a abrazarnos, a jugar, saltar, tomarnos auto-fotos (porque RG lo exige y quiere verse en el celular, o porque JR ya lo sabe usar y quiere recordármelo), cuando hacemos caras graciosas, hacemos cosquillas, damos maromas, practicamos técnicas de “este pescado no sirve”/”arre caballo-ballo”/”toro mecánico”, besos, abrazos, apapachos, “topes”, contar cuentos, inventar cada noche un episodio de “Las aventuras de JR”, contar nuestros planes, sueños, repetir y aprender nuevos versículos, oraciones abrazados... ver cómo de un momento a otro de estar a carcajadas se quedan en paz dormidos y yo me quedo ahí unos minutos…embelesada viéndoles, orando por ellos.
…oh sí, sé que son estos momentos los que sé recordaré con agradecimiento, satisfacción y una sonrisa en mi rostro, cuando se vayan de casa.... cuando ya no estén… (suspiros).
Imagino con esperanza que cuando ellos tengan sus propios hijos y llegue la noche recuerden, disfruten atesoren y hagan memorables sus propios hermosos recuerdos familiares antes de ir a dormir. Y ¿por qué no? que un que otro día me presten a mis nietos para apapacharlos, morderlos, besarlos y aplastarlos de cariño de la misma manera.
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